lunes, 21 de noviembre de 2011

Exilio "voluntario"

Pocas veces uno hace algo tan extremo como exiliarse de forma voluntaria; generalmente, esa decisión va precedida de muchos factores que hacen del exilio, aunque sea una decisión personal e intransferible, algo a lo que nos hemos visto empujados.
Por mi parte, este exilio llega una vez más para evolucionar, recuperar una lengua que creí perdida, una cultura que también forma parte de mí, luchar por no quedarme estancada en un trabajo que ya no me llenaba ni me podía ofrecer nada más y buscar trabajo cuando en mi país todo está de color de hormiga.
Hoy, cuando aún me estoy asentando, veo los cambios que se avecinan en España, y reconozco que me da miedo y rabia a partes iguales. Miedo por una vuelta a la derecha, como en otros tantos países europeos, por un futuro más que incierto para parados, jubilados y jóvenes que en esta época de crisis (MUNDIAL, por cierto) se ven avocados a no encontrar trabajo, a esperar a que mejore, y que luego tendrán que enfrentarse a otra generación que viene detrás y tendrán más fácil encontrar trabajo porque su juventud es más apreciada por las empresas. La rabia viene de la decepción, esperaba que esa conciencia que parecía estar surgiendo se viera más reflejada en las urnas. Si las cosas siguen así volverán los grises (no estamos tan lejos si recordamos algunas actuaciones policiales en diversas manifestaciones) y mis hijos tendrán todo el derecho de cantarme "Papá cuéntame otra vez". Quiero decirles que hicimos algo, pero este 20-N nos pasará factura, me temo.
Este blog no tendrá únicamente fines políticos, de hecho pocas veces será el tema principal. Los que me conocéis sabeis mi opinión política y, aunque algunos no la compartáis, espero que os vayáis asomando de vez en cuando a estos fragmentos de mi exilio.
Lo único que pido es respeto en los comentarios, cada cual tiene derecho a expresar su opinión siempre y cuando no se ofenda a los demás.
Saludos